Un señor muy obeso fue a consultar a un médico especialista
y a plantearle que estaba desesperado por su situación y que quería colocarse
un cinturón gástrico, para bajar de peso.
El médico le aconsejó: “Amigo, si Usted se coloca el
cinturón gástrico y al día siguiente va al supermercado y compra dulce de
leche, manteca, mayonesa, azúcar, paquetes de galletitas, etc y en su casa
consume tres platos de pasta por comida, a todos los platos le echa mayonesa,
come platos fritos muy seguido, no evita las tortas fritas los días de lluvia y
no se priva de todas las picadas y asados que se le presentan, dudo que el
cinturón gástrico le dé resultados positivos”.
Hizo una pausa y prosiguió: “En cambio si luego de colocarse
el cinturón gástrico, Usted empieza a buscar la versión light de cada alimento,
evita el azúcar, las grasas, los embutidos, los fritos; comienza a consumir mas
verduras y frutas, platos de pastas solo uno por semana, y además, comienza a
ejercitarse con caminatas cada vez mas prolongadas y para cuando tiene un
“ataque de hambre” tiene preparado un yogurth o una gelatina light, entonces es
muy probable que empiece a bajar de peso.
Hizo una pausa y prosiguió: “Pero en este punto debo
advertirle, que si Usted sigue el comportamiento que le acabo de describir, no
sé para que se va a poner el cinturón gástrico, ya que como Usted ve, todo
depende de su comportamiento”.
La dolarización es lo mismo que el cinturón gástrico, quizás
pueda ayudar en algo, pero la solución depende de las decisiones de política
económica que se tomen. Con decisiones erróneas, la dolarización, puede ser un
elemento extraño que tendremos enquistado y que será muy molesto.
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