Cuál era el futuro para la
Argentina para los próximos 10 años sin pandemia?
No lo sabemos, pero me atrevo a
decir que no era muy prometedor.
Algunos elementos como lo son las
regulaciones cambiarias y de comercio exterior, la alta presión impositiva, la
creciente burocracia, la conflictividad sindical, la hostilidad hacia las
grandes empresas y el sector primario, los continuos desajustes presupuestarios
del estado, el recurrente conflicto con los acreedores externos, las
regulaciones cambiantes, entre otros, me hacen suponer que no había un sendero
de crecimiento por delante y mucho menos de mejoramiento del bienestar general.
Para crecer un país necesita
inversiones y Argentina es un país cada vez menos atractivo para invertir. No
hablo solo de inversiones que provengan desde el exterior, sino de residentes
que quieran ampliar su capacidad productiva o quieran emprender nuevos
proyectos.
Veamos que si alguien quiere
invertir desde el exterior. Cuando gire sus divisas a la Argentina las va a
tener que convertir a Pesos a un tipo de cambio muy inferior al de mercado y en
el primer movimiento de cuenta le van a comer el 1,2% de impuesto al cheque. Si
necesitara importar alguna maquinaria va a tener que pedir permiso, y si
obtiene el permiso luego va a tener que pedir autorización para comprar las
Divisas para pagar y las va a comprar a un tipo de cambio superior al que
vendió anteriormente. Esto no es muy atractivo.
Luego si entramos en detalle
sobre inscripción de la sociedad, regulaciones municipales, provinciales y
nacionales, inscripciones impositivas, contratación de personal, y otros
trámites se podría escribir una enciclopedia.
Por esto digo que la perspectiva
de la economía argentina para los próximos 10 años no se veía muy prometedora,
sino más bien se veía un deterioro de la capacidad productiva, sin reposición, una
caída paulatina de la producción industrial, una disminución del empleo
privado; todo esto en un contexto de inflación permanente.
Mi modo de ver la situación
económica de la Argentina es que en este período de pandemia se cayó todo lo
que indefectiblemente se iba a caer a lo
largo de los próximos 10 años; donde se verificará la supervivencia del más
apto, como una suerte de ley natural.
Cuando todas las actividades
puedan ponerse en marcha, la recuperación de la economía dependerá de la
libertad con la que puedan moverse el comercio y la industria, ya que se va a
necesitar una gran inversión en capital de trabajo.
Gran parte de esta inversión
provendrá de ahorros dolarizados, por lo cual será importante que el mercado de
cambios sea lo más trasparente posible.
Una buena parte de la
recuperación puede provenir del mercado externo, ya que solo con el mercado interno
la velocidad de recuperación será muy lenta. Es este sentido será importante
verificar en todo momento que la Argentina se mantenga más competitiva que
Brasil y México, que son los rivales directos en atracción de inversiones en la
región, y para esto la legislación impositiva y laboral deberán acompañar.
Además de este indicador, será
importante monitorear la evolución del bienestar de la población, ya que gran
parte quedará sumergida en la pobreza.
Si bien los indicadores
económicos son convenciones estadísticas pactadas entre funcionarios públicos
de diversos países que, en distinto grado, reflejan poco de la realidad que
pretenden medir, dentro de lo disponible creo que se deberían seguir estos dos
indicadores:
1) El
PBI excluyendo el gasto público.
2) El
empleo privado (medido a través del Formulario 931 de AFIP)
A través de estos dos
indicadores, se podrá verificar si la actividad económica se recupera y a qué
velocidad se recupera.
Finalmente, la evolución del
bienestar de la población se obtendrá dividiendo ambos indicadores por la
cantidad de habitantes en cada momento.
Lic. Fabio Berlese
Economista
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